Modalidades de la Apnea Deportiva

A menudo la gente nos pregunta quién es el campeón del mundo de apnea, y evidentemente, la respuesta no pasa por dar un simple nombre; o a lo mejor sí, en el caso de haberse celebrado recientemente algún un campeonato del mundo individual. En este caso quedaría campeón o campeona el apneístas más completo, es decir, quien haya sido más regular en todas las modalidades celebradas en ese campeonato.

La realidad es que no existe un único apneísta campeón, sino varios según la modalidad.

A lo largo de este artículo haremos un recorrido por las diferentes modalidades de piscina, dejando para el próximo número las disciplinas de mar, ya que es un tema bastante amplio para tratarlo en un único artículo.

En los siguientes párrafos describiremos las modalidades de piscina, en qué consisten, cuáles son sus sensaciones, qué infraestructuras se necesitas para su entrenamiento, etc.

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Antes de pasar a hacer una descripción de las modalidades, hay que tener en cuenta que para todas ellas, es sumamente importante practicarlas junto con un compañero que nos esté asistiendo en todo momento y que, a su vez, nos dará mayor seguridad para conseguir una mejor progresión en este deporte.

En piscina existen básicamente dos modalidades: estática y dinámica.

Esta última con las variantes de “sin aletas” y “con aletas”.

Para todas las modalidades hay que tener en cuenta una fase de preparación previa.

En esta fase, aunque es muy personal, el objetivo es conseguir un estado de relajación  absoluta por medio de técnicas de respiración, estiramiento y visualización entre otras.

Con la experiencia, cada deportista irá descubriendo el método de relajación que más se ajuste a su persona.

Estática (STA)

Podríamos decir que la estática es la base de la apnea.

Si la apnea significa “interrumpir voluntaria o involuntariamente la respiración”, la estática materializa exactamente esta descripción: interrumpir la respiración durante el mayor tiempo posible. No hace falta sumergirse a profundidad, únicamente estar flotando boca a bajo en una piscina manteniendo las vías respiratorias sumergidas.

Un buen entrenamiento en estática nos permitirá mejorar en todas las demás modalidades, principalmente conociéndonos a nosotros mismos y adquiriendo  mayor tolerancia al CO2 (que nos advierte de la necesidad de respirar).

persona entrenando para apnea en piscina

Con esta modalidad, también conseguiremos buenas adaptaciones fisiológicas como el “reflejo de inmersión” (ver artículo “Fisiología de la apnea”), que es clave para obtener inmersiones más cómodas y prolongadas.

Hay quien dice que la estática es la modalidad más dura ya que la clave de una buena estática no está sólo en la capacidad pulmonar sino, y principalmente, en la capacidad de cada uno para evadirse y conseguir una relajación absoluta, donde las únicas distracciones son los caminos y juegos a través de los cuales tu propia mente pueda llevarte.

Por lo general suele ejecutarse en una piscina cerrada sin unas dimensiones específicas, basta que tenga una profundidad aproximada de 1,20mts y una temperatura que nos permita estar lo suficientemente cómodo durante todo el tiempo que dure el calentamiento y la propia prueba (28ºC parece ser una temperatura ideal).

En cuanto al material; se utilizarán máscara de apnea para mar o gafas de natación y tubo.

Utilizar gafas de natación favorecerá a potenciar aún más nuestro reflejo de inmersión, al tener más superficie de la cara en contacto con el agua.

Con este tipo de gafas, al no tener tapada la nariz, se recomienda la utilización de pinzas para evitar cualquier posible inhalación de agua durante la apnea (sobre todo en la etapa previa a la salida).  No se deben utilizar aletas ni lastre.

Dependiendo de la temperatura del agua, es muy recomendable utilizar un traje cómodo para evitar cualquier pérdida de calor – hay que tener en cuenta que estaremos completamente relajados e inmóviles durante un periodo de entre 30 y 40 minutos.

La utilización de guantes y escarpines es opcional.

Durante la prueba podríamos diferenciar dos fases: una primera etapa de relajación y una segunda etapa de estrés.

Durante la primera etapa, el apneísta debe evadirse mentalmente buscando caminos y juegos que harán que el tiempo se vaya dilatando sin darnos cuenta.

Cuanto más  relajante y cómoda sea la distracción mayor será el tiempo que transcurra hasta que comiencen las primeras incomodidades motivadas por el incremento de CO2 en nuestro organismo.

Una vez llegado a este punto es cuando entramos en la segunda “etapa de estrés”. Es en este momento cuando la relajación se convierte en algo casi imposible de conseguir y da paso a las conocidas contracciones (ver artículo “CO2 y contracciones”).

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Es muy importante mantener la concentración en todo momento y no perder nunca el hilo de comunicación con nuestro apneísta de seguridad que nos irá dando unas señales a las que debemos ir respondiendo a modo de “OK” con la mano.

Una vez decidimos dar por concluida la estática, debemos levantar la cabeza y dar el protocolo de salida a nuestro compañero – o al juez en caso de ser una competición.

Es muy importante respirar correctamente a la salida de la estática (y en todas las modalidades).

El propio entrenamiento nos irá enseñando cuándo es el momento de salir.

Esta última etapa es muy personal y que cada uno debe experimentar por sí mismo y descubrir las sensaciones que esta disciplina nos transmite.

Dinámica- con y sin aletas- (DYN)

En esta modalidad comenzamos a impartirle movimiento a nuestra “estática”.

El objetivo de esta prueba es de recorrer la mayor distancia en apnea a una profundidad casi constante.

Durante todo el recorrido tendremos a nuestro compañero nadando en superficie atento en todo momento a nuestra dinámica.  

persona haciendo apnea Estática (STA)

Al igual que en la modalidad anterior, también se ejecuta en piscina pero con unas dimensiones más específicas, normalmente en piscinas de natación de 25 o 50mts y una profundidad que va del 1,20mts a 2,90mts.

En cuanto a la temperatura, no hay nada reglamentado, aunque es preferible que esté entre los 24-26ºC.

No demasiado frío ya que habrá una fase de relajación previa a la prueba donde se puede perder calor, ni demasiado caliente ya que esta es una modalidad en movimiento donde se puede ganar algo de calor.

Antes de la prueba, se pueden realizar algunos calentamientos previos aunque esto es algo muy personal. El calentamiento puede servir para “despertar” las adaptaciones fisiológicas de nuestro organismo.

Este calentamiento pueden ser dinámicas cortas con más o menos aire en los pulmones o realizar algunas estáticas,  aunque también existen deportistas que prefieren no realizar ningún tipo de calentamiento y únicamente buscar una buena relajación.

Al igual que en otras modalidades, el tipo de material que se utiliza es muy personal. Se pueden utilizar máscara de mar o gafas de natación (tener en cuenta las mismas consideraciones comentadas para la estática). El traje debe tener un espesor suficiente para evitar pérdidas de calor pero que a su vez no nos limite nuestra elasticidad y sea suficientemente hidrodinámico.

En esta modalidad es muy importante llevar el lastre justo (ni mucho ni poco).

Hay que tener en cuenta que lo ideal es mantener una profundidad constante durante todo el desarrollo de la prueba. Si utilizamos demasiado lastre nos hundiremos, y si por el contrario, si nos falta lastre flotaremos demasiado.

Existen varios sistemas de lastre pero lo más usual es llevar en el cuello un collar de plomo hecho a medida (en cuanto a dimensiones y peso) que suele tener entre 3 y 5kg.

Con este sistema mantendremos una buena posición para el desplazamiento e imprimiremos inercia al movimiento. 

Al igual que sucede con la estática, durante la dinámica, existe una etapa de relajación y una etapa de estrés. Al ser una disciplina en movimiento, conseguir un buen estado de relajación puede ser más bastante complicado ya que necesariamente tendremos algunos músculos en tensión y que, a su vez, nos pueden transmitir tensión innecesaria a otros músculos.

Al mismo tiempo que buscamos esta relajación, en todo momento debemos estar muy concentrados en el movimiento y la posición de nuestro cuerpo.

Es muy fácil que cualquier distracción se traduzca en una incomodidad y perdamos la concentración para el resto de la dinámica. Una vez transcurra esta primera etapa, comenzarán las incomodidades, aparecerán las primeras contracciones y sentiremos que las piernas nos arden.

Igual que con la estática, dependerá de nuestro entrenamiento para lograr recorrer bajo estas circunstancias la mayor distancia posible antes de salir.

Llegado el momento de salir a superficie, nos dirigiremos hacia un lateral de la calle donde nuestro compañero o apneísta de seguridad se encargará de acercarnos algún elemento flotante para que podamos sujetarnos mientras nos recuperamos y hacemos el protocolo de salida.

Dentro de esta modalidad se distinguen dos variantes: sin aletas y con aletas.

La dinámica con aletas es tal cual se describió en el primer párrafo, en donde la propulsión se realiza únicamente con aletas.

En un principio se utilizaban bi-aletas, preferiblemente de pala larga de plástico, fibra de vidrio o carbono (como las de pesca submarina), aunque en la actualidad la mono-aleta le ha ido ganando el protagonismo y son prácticamente las únicas que se utilizan.

En la variante de “sin aletas”, como su propio nombre indica, no se utilizan aletas como sistema de propulsión sino que éste se realiza combinando ciclos de brazadas y patadas al estilo braza.

Esta variante resulta más relajante para algunos apneístas ya que el cuerpo no debe mantener una misma posición durante todo el tiempo.

Una buena programación anual de entrenamiento en piscina, reservando para el final algunas semanas de entrenamiento en mar, puede dar muy buenos resultados.

Pero no olvidar nunca que estos resultados serán aún mejores siempre que entrenemos junto con un compañero que nos dé seguridad y apoyo.

Aunque estas disciplinas se desarrollen en lugares con los que estamos familiarizados y pueda parecer que no entrañan peligro alguno, no nos cansaremos de decir que siempre donde esté la combinación de “apnea y agua” debemos tomar las suficientes medidas de seguridad para prevenir cualquier susto no deseado. 

Apneistas e Instructores de Apnea

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