La compensación en Apnea I

La compensación es uno de los tema más interesantes y demandados por apneístas y buceadores.

Cuantas veces nos han preguntado: ¿pero no te duelen los oídos cuando bajas?

Para resolver esta duda, en este artículo hablaremos de la anatomía del oído y los senos paransales, conoceremos las técnicas de compensación y como ejecutarlas, así como posibles riesgos por un fallo de compensación y como tratar  de evitarlos.

Antes de nada  es imprescindible conocer la ley de Boyle para entender que le suceden a los espacios de aire una vez iniciamos el descenso.

Ley de Boyle:

«A temperatura constante, el volumen de un gas es inversamente proporcional a la presión absoluta». 

En el siguiente cuadro podemos observar que a nivel del mar, la presión total es de 1 atmósfera (peso de la columna de aire), por lo tanto el volumen de nuestros pulmones, es igual al volumen total.

A medida que descendemos, cada 10 metros aumenta 1 atmósfera, por lo que la presión será el doble que en superficie (2 atmósferas) y por lo tanto nuestro pulmón disminuirá a la mitad. 

Pongamos el ejemplo de un apneísta que tiene 6 litros de volumen total. Una vez inicie el descenso, a sólo 10 metros de profundidad el volumen de sus pulmones se reducirá a la mitad (3 litros).

A 20 metros donde hay 3 atmósferas de presión (1 atm por cada 10 metros + 1 atm de la superficie), el pulmón se reducirá en 1/3 por lo que tendrá un volumen total de 2 litros, y así sucesivamente.

Debido al efecto de la presión, los espacios de aire de nuestro cuerpo se comprimen de forma proporcional a la presión externa.

Dicho de otra manera, nuestros pulmones, senos paranasales, trompas de Eustaquio, oído medio, y en el caso de la apnea, la máscara, se comprimen disminuyendo su volumen a medida que descendemos, por lo que debemos compensar la presión externa insuflando aire sobre los mismos.

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Los pulmones

Los pulmones al ser un órgano flexible que se comprime y expande de forma natural, se adapta perfectamente a la presión ejercida, por lo que no es necesario compensarlos. De todos modos debemos ganar flexibilidad pulmonar para poder descender grandes profundidades sin sufrir un barotrauma.

Los senos frontales y paranasales

Los huesos faciales contienen cuatro grupos de espacios huecos llamados senos paranasales.

Los espacios llenos de aire de la nariz y senos añaden resonancia a la voz y la hacen la cabeza más ligera.

Como la cavidad nasal, los senos producen mucosidad para atrapar la suciedad y luego expulsarla a través de las pequeñas aperturas de los senos.

Los senos paranasales se bloquean cuando la mucosidad no es eliminada a la velocidad que es producida. Esto puede ser causado por diferentes razones:

  • Resfriados y alergias
  • Exposición continuada a irritantes tales como humo o productos químicos
  • Aire seco (seca el moco haciéndolo más pegajoso y más difícil de expulsar)‏
  • Productos lácteos (aumentan la producción de mucosidad)‏

Los senos frontales y paranasales se compensan de forma automática cada vez que compensamos los oídos, por lo que si no están bloqueados por la mucosidad no debemos realizar ninguna técnica específica.

La Máscara

En apnea es imprescindible el uso de la máscara, por lo que forma parte de los espacios de aire que debemos compensar.

Con una ligera exhalación por la nariz compensaremos la presión ejercida sobre la máscara. Es importante tener una máscara de volumen reducido para no malgastar el aire que tenemos y siempre exhalar de forma sutil.

Las Trompas de Eustaquio

Una compensación cómoda es posible gracias a las trompas de Eustaquio. 

Este tubo no sólo conduce el aire para compensar al oído medio, sino también permite el drenaje de las secreciones mucosas desde este espacio.

Está situado en la parte superior de la garganta y aproximadamente a la altura  de los orificios nasales. Está formado en un 50% por hueso y en un 50% por una membrana carnosa que a su vez está parcialmente envuelta por un cartílago en forma de C.

Este cartílago permite que el tubo esté influido no sólo por la propia gravedad cuando se desciende cabeza abajo, sino por el efecto de tragar y los cambios de presión originados desde el sistema respiratorio durante la compensación.

Este tubo se encuentra normalmente cerrado aunque con algunos movimientos de mandíbula (como tragar) se abre y cierra, lo que produce ese sonido típico que se puedo oír dentro de los oídos al comer o beber.

La flexibilidad (tamaño, forma, diámetro) del tubo varía de un apneísta a otro por lo que algunas personas nunca tienen ningún problema de compensación.

Sin embargo, la mayoría de los apneístas son poco tolerantes a los cambios de presión y tienen que enviar un suave soplo de aire a las trompas para generar una sobre presión tanto en el oído medio como en los senos paranasales  para compensar la presión.

hombre realizando apnea en tenerife con aletas y mascara de buceo

El Oído Medio

El oído se divide en 3 partes:

  • El oído externo es la parte visible consistente en la aurícula y el canal auditivo
  • El oído interno es el órgano auditivo en sí, lleno de fluido, por lo que no es necesaria su compensación
  • El oído medio está lleno de aire para transmitir las vibraciones del oído externo al interno. Ésta es la parte que necesita ser compensada durante un buceo

Durante la inmersión la presión aumenta comprimiendo el aire del oído medio.

Como resultado el tímpano es forzado hacia dentro reduciendo el espacio del oído medio, por lo que el apneísta debe compensar esta presión dirigiendo aire al oído medio a través de las trompas de Eustaquio.

La Compensación del Oído medio

En un apneísta principiante, al descender cabeza abajo en la columna de agua, puede hacer que aumenten los problemas de compensación.

Al aletear, manteniéndose en paralelo al cabo y cabeza abajo al dar el golpe de riñón, normalmente produce una desconcentración en el proceso de la compensación, por lo que es muy importante resolver cualquier problema potencial antes de entrar al agua.

Apneístas principiantes pueden tener tubos de Eustaquio más pequeños – o parcialmente obstruidos – o aún no dominan las técnicas de compensación.

Por estos motivos, la primera compensación debe realizarse en superficie antes del descenso. 

Esto ayuda de dos maneras: 

La compensación en superficie ayuda a previnir problemas potenciales de compensación antes del descenso, proporcionando una almohada de aire detrás del tímpano, haciendo más fáciles las siguientes compensaciones. 

Esto permite que el aire entre en los ya hinchados tubos de Eustaquio más fácilmente durante el descenso.

Sin la compensación en superficie, la compresión por la presión puede hacer que los tubos de Eustaquio se mantengan cerrados en tan sólo 1 metro de profundidad, obligando al apneísta a soplar más fuerte en el intento de volver a inflar los tubos de Eustaquio.

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Una compensación tardía produce que sea virtualmente imposible compensar y aumente el riesgo de barotrauma. Una compensación previa en superficie es una medida de seguridad para evitar barotraumas que deben formar parte de la rutina antes del golpe de riñón. 

Fisiología de la Compensación

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